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martes, 24 de abril de 2018

El "ganador" del primer debate presidencial 2018


¿Quién ganó el debate?
¿Se ganan los debates?

            El domingo 23 de Abril del 2018, pudimos observar un ejercicio electoral, al que le han llamado desde hace unos años debate de candidatos a la Presidencia, siempre he diferido de que se le llame así pues el debate, es una técnica para exponer a un determinado público y con una determinada finalidad, un tema, tópico, problema, propuesta etc., por ejemplo el debate en la academia es una de las formas más usuales de resolver una cuestión, fijar un criterio, definir un concepto, decidir sobre una teoría, una tesis, en fin, en las aulas a todos niveles sirve para formar el pensamiento crítico de los estudiantes y facilitarles la toma de decisión, de una postura o de la resolución de un problema, el debate es utilizado también en un parlamento, para crear, modificar, aprobar, derogar, abrogar una ley, en el ámbito de los órganos jurisdiccionales ( tribunales) tiene la importantísima función de obtener una resolución judicial planteando un debate ante el titular del órgano e incluso para llegar a esta decisión cuando son tribunales colegiados mediante el debate se llega a la decisión final.

               Podemos concluir entonces que un debate presenta una postura, una propuesta, una tesis para llegar a una decisión final, para que una persona, un grupo de estas o toda una sociedad decida, así pues un debate no se gana, se convence sobre las bondades, beneficios, certeza, razón, viabilidad de un proyecto, un problema, una propuesta etc. etc. así las cosas la finalidad de un verdadero debate entre los aspirantes a encabezar el Poder ejecutivo de nuestro país debería en principio permitir a los gobernados, conocer las propuestas sobre asuntos de importancia y relevancia nacional, de sus proyectos de gobierno, de sus políticas públicas, evaluar sobre la viabilidad y posibilidad real de que se lleven a cabo y que sean de beneficio colectivo e individual para cada gobernado, sus familias, sus desarrollo, su patrimonio, en fin en todos los aspectos en que la función de gobierno nos afecta a los individuos.
Bajo esta perspectiva es claro que un debate no se gana pues no es un concurso de popularidad, de empatía, de oratoria, sino que debe llegar el convencimiento sobre estas propuestas y planteamientos y sobre las formas, tiempos, plazos y factibilidad real para llevarse a cabo.

              El ejercicio que hemos visto, este último mucho mejor que los pasados pero aún insuficiente y por supuesto no un verdadero debate, es más bien parecido al circo Romano, donde lo más festejado son las ocurrencias, los ataques, las descalificaciones, los golpes bajos, las revelaciones y toda esa suerte de exhibiciones más bien morbosas que de razones y críticas, los opinantes profesionales, los aficionados, los periodistas, los famosos de las redes sociales, dan ganador a uno u otro candidato según su empatía, su interés, su filiación, su afinidad, pero no con un verdadero sentido crítico, objetivo, analítico y razonado, no se refieren a que en la realidad ninguno hizo una verdadera propuesta, esbozaron ideas generales, plantearon ciertos ejes de actuación, no proporcionaron algún espacio donde estén las propuestas, los argumentos, las razones, los métodos y la factibilidad de llevar a cabo esas líneas generales o bosquejos de propuestas a las que hicieron referencia en el mal llamado debate.

           La gran mayoría pasó por alto, cuestiones que deben ser valoradas y analizadas en una verdadera tasación o ponderación sobre las características que hoy por hoy requiere el futuro titular del Poder Ejecutivo de México, un primer hecho importantísimo es que tres de los cinco candidatos, Margarita Zavala, José Antonio Meade y Ricardo Anaya son licenciados en derecho, ciertamente hasta donde se sólo y por poco tiempo la única que ha postulado es la Lic. Zavala, concentrándose más bien su desempeño en tareas legislativas y de política,  Anaya a trabajado en el servicio público en áreas más bien políticas y no jurídica y tampoco en la academia, Meade igualmente ha sido servidor público y con mayor experiencia, desempeño y trayectoria en su otra profesión es decir la economía. Pero a pesar de esto está su formación como licenciados en derecho.

            Un aspirante a ser presidente, no puede, no debe, más que ningún otro gobernado o servidor público, pasar por alto al derecho, mucho más cuando un reclamo de la sociedad es el fortalecer el estado de Derecho al ser uno de los principales problemas que afectan la vida social, política y económica de México, igualmente un presidente no puede decir mentiras, verdades a medias o dar información alejada de la verdad, de la razón, de la realidad  con el fin de “convencer” sobre su postura, en este contexto es lamentable que tres aspirantes abogados de profesión mientan o peor aún desconozcan que la amnistía no es lo mismo que indulto y perdón, que no se aplica en general a todos los sentenciados, imputados o investigados en un procedimiento jurisdiccional, la amnistía es según Francesco Antonelli …”la aplicación de una norma general mediante la cual el Estado, desiste de la aplicación de una pena para un determinado delito”… Rodríguez Borja dice de la amnistía …”la “raíz griega de amnistía es la misma que la de amnesia, que quiere decir olvido. Proviene de a-mnestis, que significa “sin-recuerdo”… Estanislao Mancini define la amnistía como “el poder del Estado de suspender la aplicabilidad de una o más normas penales respecto a un determinado período de tiempo ya transcurrido”, la amnistía pues en palabras más sencillas es el acto jurídico mediante el cual el Estado desiste de aplicar la sanción o la pena correspondiente a determinados delitos también por determinadas circunstancias, políticas, jurídicas o sociales, no es perdonar, no es indultar, no es impunidad.

            En diversas sociedades y épocas se ha recurrido a la amnistía cuando se producen cambios en el sistema político de un Estado y en situaciones en que se busca la reconciliación nacional, por hechos graves como guerras, revoluciones o gobiernos que llegaron al poder por vías no democráticas o legales.

          Dos juristas de siglos distintos, Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu y Luigi Cremani son dos de los más destacados defensores de la amnistía y sus utilidades en ciertos casos, al estimar que es un principio de prudencia política; por su parte, Joshep Story y Pasquale Mancini coinciden en fundar en la soberanía misma del Estado la amnistía al decir que …“la potestad de clemencia es un atributo de la soberanía”. Sin profundizar la discusión, cabe recordar que, en determinadas circunstancias, “es más útil perdonar que castigar, más acertado olvidar que perseguir”…
En conclusión la figura de la amnistía aparece en distintas épocas de la historia de México y el mundo, como una medida de carácter jurídico-político extraordinario, inclinado a apaciguar los rencores y resentimientos inseparables de las luchas sociales y políticas o en situaciones extraordinarias como las que vivimos en México como consecuencia del crecimiento de la delincuencia organizada, bajo el amparo, protección y complicidad de malos servidores públicos y autoridades corruptas, una estrategia fallida, planteada como una “guerra”, la falta de implementación del sistema de justicia penal adversarial, la continuación de una política con estrategias erróneas en la actual administración, el aumento en el consumo de drogas ilícitas y lícitas y la migración de bandas organizadas a otros delitos como el secuestro, la extorsión entre otros.

           Un dato más que debe tomarse en cuenta, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, aprobó un Pacto Internacional mediante la resolución 2200 (XXI) el 16 de diciembre de 1966, que entró en vigor el 23 de marzo de 1976. En la Parte III, artículo 6, inciso 4, se establece …“Toda persona condenada a muerte tendrá derecho a solicitar el indulto o la conmutación de la pena. La amnistía, el indulto o la conmutación de la pena capital podrán ser concedidos en todos los casos”… Aun cuando el perdón por los delitos políticos ya existía en la legislación de muchos de los estados integrantes de la ONU, es a partir de este Pacto que se hizo extensiva a todos la obligación de incluir en sus legislaciones nacionales la posibilidad de conceder la amnistía o el indulto, tanto por delitos políticos penales o civiles. La facultad de conceder la amnistía se otorga tanto al Poder Legislativo como al Poder Ejecutivo, en México el artículo 73 fracción XII de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece Artículo 73. El Congreso tiene facultad:
XXII. Para conceder amnistías por delitos cuyo conocimiento pertenezca a los tribunales de la Federación”…   En los Estados Unidos, esta facultad es ejercida por el Presidente y los Gobernadores.

          Desde el punto de vista que se vea, bajo las justificaciones que busquen, es absolutamente grave e inadmisible que tres candidatos que a pesar de no ser juristas pero si licenciados en derecho, mientan sobre la figura de la amnistía y peor aún, que es claramente el caso,  ignoren, desconozcan que es la amnistía como figura jurídica, sus alcances, sus antecedentes en el derecho Nacional e Internacional.

         Igualmente el candidato Anaya y el candidato Meade dieron líneas generales sobre el tema de Seguridad Pública, hablaron de prevención, de más deporte, de inteligencia, de disuasión, a grandes rasgos, sin profundizar en cada tema no sólo en el debate, en estos días posteriores, la prevención no es fortalecer los valores y las conductas positivas a través del deporte que claro que es bueno, pero en materia de seguridad pública no es prevención, los controles preventivos, las acciones de prevención contra ciertos delitos, conductas, fenómenos delictivos, tiene otros alcances y características, ignoran los dos candidatos que la ONU ha emitido diversas políticas, protocolos, opiniones, estudios sobre la prevención en materia de seguridad pública, la inteligencia no es prevención tampoco, es una herramienta sí que sirve para la prevención, pero también para la investigación y persecución del delito, Mark M Lowenthal uno de los más reconocidos expertos en inteligencia policial, en su libro Intelligence: From Secrets to Policy, dice de la inteligencia, Los servicios de inteligencia son organismos de la administración pública a los que se encomiendan cuatro funciones fundamentales, a saber:

Evitar las sorpresas estratégicas y, en la medida de lo posible, las tácticas. Para lo que deben detectar y seguir la evolución de actores, acontecimientos y tendencias que supongan un riesgo o amenaza a la seguridad nacional, entendida esta como la interior y exterior.

Proporcionar asesoramiento experto permanente. Esto es una función permanente y continua en la información y servicios independientemente del paso de los titulares de organismos y dependencias.

Asesorar al proceso político. Relacionado lo anterior con la función anterior, en su quehacer diario el gobierno y los otros órganos del Estado requieren de inteligencia estratégica y actual que contextualice las situaciones, ofrezca perspectiva, complemente la información de los medios de comunicación, ofrezca valoraciones, etc.

Mantener el secreto de la inteligencia, necesidades y métodos. Otra de las funciones clave de los servicios es la Contrainteligencia. Es decir, la protección de la inteligencia en su triple acepción de institución, proceso y resultado.

            Es decir la inteligencia no es en realidad como plantea Anaya el uso de tecnologías simplemente, ni de análisis, sino de todo un complejo sistema que engloba los diversos aspectos de la seguridad Nacional, en su aspecto interior, es decir la seguridad ciudadana, pero también las amenazas a la seguridad Nacional en su aspecto exterior o las amenazas que vienen fuera del territorio nacional que tiene mucho que ver por ejemplo con el narcotráfico.


            De ahí mi consideración sobre el calificativo del candidato “Ganador del debate”, en el sentido de reconocer que es un buen polemista, buen orador, maneja muy bien su figura, su gesticulación, la retórica, pero en realidad no sabe de lo que habla, no conoce los temas a fondo, no es un buen abogado y menos un jurista, de lo anterior ¿es entonces valido llamarle ganador, puede llamársele ganador a un candidato ignorante y mentiroso, que engaña con su labia pero no tiene sustento ni conocimiento de los temas que toca?


           Por esto es necesario evolucionar a un verdadero y real debate no a una exhibición, un show de ataques , por cierto ataques cuatro contra uno, un espacio de oratoria, no de exposición de argumentos, de propuestas, de proyectos viables, verdaderos y sustentados.
Vale la pena reflexionar bien el voto.

 "No todo lo que brilla es oro"

Adolfo Merelles R. ® 2018